Una ruta para descubrir algunos aspectos del patrimonio etnográfico de Alcalá de la Vega como son sus teñadas cueva unidas al pasado ganadero de esta localidad ,recorrer bellos parajes y observar multitud de aves de todo tipo .
TEXTO Y FOTOGRAFIAS:Valeriano Morata y J. Antonio Colmenero Gómez
Hemos subido por el camino de la
Cejuela. Mañana luminosa y temperatura agradable, asomaba el sol. Pasada la
captación de agua potable para el pueblo, hemos enfilando la subida hacia la
muela. Subiendo la cuesta, alguna parada obligatoria para respirar y contemplar
el paisaje. Después de la curva al final de la subida, dejando el camino de la
Muela, hemos tomado un sendero a la izquierda, en busca de la ceja, hemos
caminado un trecho por encima de la misma y, cuando hemos encontrado un lugar
apto para descender, hemos bajado y caminado siguiendo la ceja por la parte
inferior, recreándonos en la contemplación del paisaje y de la gran cantidad de
restos de teñadas-cueva que hay en la zona, donde los pastores de tiempos
pasados aprovecharon el muro de roca de la muela como pared maestra para
construir sus establos, construcciones para estabular el ganado (ovejas),
generalmente por las noches, en épocas de primavera y otoño. Estas
construcciones son muy estrechas, alargadas y de poca altura, con una única
pared en la parte oriental, construida en piedra seca, utilizando la roca como
pared y sustentación para la colocación del tejado. La parte norte o sur o, a
veces, ambas, se utilizaban como puertas de entrada y salida de los animales.
Su construcción representaba un trabajo titánico, tanto para subir los
materiales de construcción (maderas, tejas, piedras) como para la recogida y
transporte del estiércol generado por los animales.
Enumeramos algunas de esas teñadas:
Pedro Juan, los Gavilanes, los Piches, los Mayetos, Marcos, los Cagaos, los
Porteras, Eutimio, los Cayetanos y otras.
En dicho muro de roca hay infinidad de
oquedades, donde anidan aves diversas: grajillas, abejarucos, halcones, etc.
Nos ha sorprendido la cantidad de aves del género hirundínidos (golondrinas o
similares) que volaban por la zona. También hemos visto una bandada, no
demasiado grande, de buitres.
Hemos iniciado el descenso desde la
parte alta del Rincón, a ratos por los restos del antiguo camino y otros campos
a través, entre aliagas y espinos, hasta llegar a la fuente de la Tejería.
Hemos bebido en dicha fuente y posteriormente hemos pasado por la fuente de
Hoya Cubillas, donde hemos tomado el camino del Vallejo de Cañete para regresar
a Alcalá. Bajando por dicho camino hemos tenido la fortuna de contemplar un
bando de unas ocho o diez perdices, que levantaron el vuelo a nuestro paso.
Para entonces, el sol ya calentaba fuerte.
Diversos aspectos de esta ruta